Por qué una película no puede ser igual al libro.

Me costó mucho mirar esta peli ya que, cuando se estrenó, estaba de viaje y los servidores no eran compatibles. Pero finalmente pude verla (¡no saben lo que rezongué!) y la disfruté tanto o más de lo que había imaginado. La espera sí que valió la pena.


Ahora sí, al grano. Y cuidado, que voy a hablar sin pelos en la lengua, así que, quien no quiera spoilers, que deje la lectura acá mismo (el que avisa no traiciona).





“Al 3er día”, dirigida por Daniel de la Vega y guionada por Alberto Fasce y por Gonzalo Ventura, es una película argentina de género terror, que tiene por protagonistas a Moro Anghileri y a Gerardo Romano.


La película está basada en el libro “3 días”, de Gonzalo Ventura, una joyita de la literatura de terror independiente, publicado por el sello Santa Guadaña y promocionado en conjunto por De La Fosa Colectivo Editorial.


La trama, básicamente, narra la historia de Cecilia, una madre que tiene un accidente con el auto y que pierde a su hijo en extrañas circunstancias. Mientras ella busca por todas partes a su hijo, comienza a comprender, de a poco, qué fue lo que pasó aquella noche terrorífica.






Ahora, entiendo que haya fanáticos preocupados por cuánto del libro se respetó en la película, pero no es este el caso. Entendamos que un libro está escrito para ser leído mientras que, una película, para ser audiovisionada.


Por eso, todo lo literario tiene que ser transformado en imágenes y en sonidos, de otra forma, no funciona. Literatura y cine tienen lenguajes distintos; algunas veces coinciden más, otras menos, pero una película no puede ser la copia exacta de un libro, porque sería imposible y hasta aburrido.


Con esta reseña, espero mostrarte la diferencia entre leer un libro y mirar una película:


En las películas, nos detenemos en el trabajo del equipo técnico (dirección, producción, arte, iluminación, sonido, montaje, maquillaje y, por supuesto, guion), que imaginan en conjunto y luego crean un producto audiovisual, lo más acercado posible a aquello que imaginan. Mientras que, en los libros, solo vemos el resultado del trabajo del escritor y de la editorial, y la imaginación la ponemos nosotros, los lectores.


Es por esto que una película jamás va a ser igual que un libro, por la sencilla razón de que, al leer, cada quien imagina cosas diferentes y nadie tiene el poder suficiente como para llevar a la pantalla grande lo subjetivo de nuestra imaginación. A veces podemos imaginar cosas parecidas, pero nunca iguales. Y en cuanto a historia (muchas quejas son siempre por el guion), es necesario adaptarla del lenguaje literario a la estructura espectacular del séptimo arte.




Mi consejo: aprendé a disfrutar tanto de una película como de su libro.

Y no te quedes en eso de elegir uno u otro; ambos lenguajes tienen su magia y un increíble trabajo detrás.



Ahora bien, vamos a la reseña de Al 3er día:


La película comienza con un espejo, que no refleja a nadie (¿o sí?), imagen que se resignifica hacia el final y que nos da a entender la verdadera naturaleza de Cecilia y en quien la han convertido, sin permiso. Es una imagen muy fuerte de inicio y de cierre, que, por lo menos a mí, me dejó pensando en que ella siempre estuvo ahí, desde el inicio, solo que no podíamos verla.


Desde la dirección, la composición de la imagen y la elección de los planos no solo se ajustan al género sino que también embellecen lo ominoso de la historia con la puesta de cámara y hasta logran sintetizar en un solo cuadro una escena completa. Esto es de una composición estética que, por momentos, roza lo sublime.






Desde el guion, si bien por momentos algunos diálogos anticipan la trama, para quienes leímos el libro no nos arruina la sorpresa, ya que sabemos perfectamente lo que va a pasar. Pero habrá espectadores atentos que entiendan qué pasó con Cecilia gracias a esas líneas de diálogo, así como espectadores menos atentos que recién comprendan la verdad de esas líneas con un segundo audiovisionado.


El guion está muy bien estructurado y cumple con todas las premisas de una película de género: el punto de ataque (fuerte y contundente), los puntos de giro (clarísimos), el clímax (devastador) y hasta una escena post crédito que funciona como epílogo. La incorporación de nuevos personajes es acertada y los cambios que se hicieron desde el libro hacia el audiovisual, son funcionales a la trama.


La trama parte de un escape: Cecilia escapa de su marido y de la violencia que él ejerce sobre ella. No se cuenta demasiado del pasado de esta pareja, pero tampoco es necesario, ya que las acciones hablan por sí mismas. En lo particular, me da la (triste) sensación de que Cecilia escapa de un abusador para caer en las garras de otro, y que su peor pesadilla, por la que escapa en principio de su marido (perder a su hijo), finalmente se convierte en realidad. Me deja un poco inquieta la línea de diálogo en la que se cuenta que Cecilia tiene señales de abuso y ver la escena de flashback, en donde el “monstruo” le rompe la ropa. Pero si esto me llevó a sentir empatía hacia el personaje, quiere decir que la historia está muy bien contada.





Un punto a favor para la producción es el hecho de no especificar en dónde transcurre la historia. Esto le quita el localismo que el libro guardaba (y que era hermoso de leer), pero que al audiovisual puede llegar a limitarlo. Así, sin decir en dónde transcurre la acción, la historia deja de ser local y pasa a ocurrir en cualquier lugar del mundo, lo cual es un punto estratégico a la hora de vender/adaptar el proyecto hacia otros mercados audiovisuales.


Así y todo, amé que incorporaran a “Santa Cruz” como la sede oficial en donde el cura debe entregar “la carga”. ¿Qué mejor lugar para controlar a un vampiro que en un sitio llamado así? Y más allá de que en Argentina tengamos una provincia con ese nombre, el juego de palabras es más fuerte y da pie a que Santa Cruz exista en cualquier sitio.


En cuanto a la iluminación (que alabé desde que vi el tráiler), quisiera destacar las escenas entre el cura y la mujer, cuando todavía no sabemos que ella es un vampiro (ni él, un cura). El contraste entre colores cálidos y fríos para iluminar a uno y a otro, nos hablan de una estética cuidada hasta la metáfora. Él, con colores cálidos, representando al mundo de los vivos; mientras que ella, con colores fríos, representando al de los muertos o no-vivos.





Desde el montaje, me pareció muy acertado el uso de la imagen sobreimpresa del ojo de Cecilia, como guiño/homenaje a los ojos de Drácula, en la película de Coppola, cuando Jonathan viaja en el carruaje hacia el castillo. Este homenaje cobra más peso cuando, en los títulos finales, se agradece a un listado de películas, de actores y de directores que influyeron en esta historia.


¿Qué decir del maquillaje? Ese Nosferatu tiene una presencia y un porte que se realzan gracias al maravilloso trabajo de arte y de maquillaje. Y en cuanto al sonido, puntúan los momentos necesarios, sin abusar del recurso, para adentrarnos de lleno en el terror que se está contando.


Las actuaciones son excelentes y brillan junto al trabajo en equipo. Porque eso es lo que destaco de esta película: un trabajo conjunto donde todas las áreas están en armonía y se relucen a la par.





En resumen:


Más allá de ser una fan del libro “3 días” de Gonzalo Ventura, “Al 3er día” es una gran película de género y estoy orgullosa de que se haya rodado en Argentina y, más aún, de que sea la adaptación de una historia de terror independiente.


Ahora, que vuele alto y que llegue lejos, porque tiene todos los condimentos para convertirse en un nuevo clásico del cine de terror y del subgénero de vampiros. Y quién nos dice que, algún día, llegue a Hollywood y que a Cecilia la termine interpretando la verdadera Natalie Portman. Quizás sea otro sueño, pero no lo veo muy lejano.


“Al 3er día” es una gran película y, si no la viste aún, ¡corré a buscarla!



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